Reducción de la actividad empresarial y destrucción de empleo. Estas son las dos principales consecuencias del coronavirus en la economía, no solo española sino mundial. Y esa situación a corto plazo puede conllevar impagos tanto por parte de las familias, como de las empresas, lo que inevitablemente conllevará que se incremente la morosidad de las entidades financieras.
Y eso que, según el último informe del Banco de España, 2019 cerró con buenas noticias. Tras años de situarse en cifras de dos dígitos,la morosidad de los créditos concedidos por los bancos, cajas y cooperativas a particulares y empresas se situó, al cierre de 2019, en el 4,79%, encadenando seis ejercicios consecutivos de descensos y marcando un nuevo mínimo desde julio de 2009. Por lo que respecta a las empresas, el ratio de endeudamiento se situaba en el 73% del PIB a finales de 2019 y la tasa de morosidad en la cartera de empresas estaba en el 6,3%.
Pero el coronavirus lo ha cambiado todo. Y vienen tiempos de apretarse el cinturón. Desde el Banco de España ya avisan que «la expansión de la Covid-19 causará aumentos en esos ratios, aunque mitigados por la respuesta de la política económica». Y es que los avales del Gobierno y las medidas adoptadas por las entidades financieras para las empresas afectadas por la crisis deben servir para suavizar el golpe. Aún así, la exposición de las entidades de depósito a sectores especialmente sensibles a la crisis (transporte, hostelería, comercio al por menor…) se sitúa entorno al 20%.
La morosidad en las empresas
Los impagos de los créditos son una amenaza para la solvencia de los bancos. Y también es un indicador de la salud de la economía en general. Pero es solo una parte del problema. La morosidad tiene efectos perniciosos para las empresas, puesto que afecta a su liquidez y flujo de caja, lo que complica su gestión financiera y merma su crecimiento.
Por ello es importante pararse a pensar y poner medidas para actuar ante los retrasos o la falta de pago por parte de clientes, para proteger nuestra empresa:
- Impón tú la política de cobro. No dejes la forma de cobrar en manos de los clientes, márcala tú. Para ello analiza tu sector, tu mercado y tu negocio y establece lo que consideres conveniente. Por ejemplo, que te paguen un porcentaje por adelantado. Eso sí, ten la flexibilidad para hacer excepciones con un determinado cliente o en ocasiones especiales.
- Establece un buen sistema de gestión. A veces desconocemos que se ha producido el impago o nos enteramos tarde. Un buen sistema de gestión es clave para controlar los pagos y vencimientos o para adoptar medidas antes de que se produzca el impago. Y también para emitir las facturas en cuanto sea posible para controlar tú los vencimientos.
- Conoce el riesgo de cada cliente. Antes de firmar un contrato con un nuevo cliente, asegúrate de que no pertenece a un registro de morosos ni tiene deudas pendientes con la Administración Pública.
- Da ejemplo. Aquí se podría aplicar esta cita: «Haz a otros todo lo que quieras que te hagan a ti». Es decir, paga puntualmente a tus proveedores.
- Apóyate en profesionales como EnConcurso si quieres evitar la morosidad y no quieres estar pendiente de la gestión si un cliente paga o no puede ser interesante acudir a profesionales, como las empresas expertas en gestión de cobros y prevención de impagos para protegerte de las deudas.
EnConcurso presta un servicio global y permanente de gestión de los cobros de tu empresa, mediante expertos en materia financiera y abogados especialistas en reclamación de impagos. Te garantizamos la gestión de cobros en todo momento. Ponte en contacto con nosotros, te ofrecemos una consulta gratuita.